Da la casualidad que justo enfrente de las oficinas del diario en que trabajo, hay un hotel La Quinta Inn.
En un hotel de la misma cadena me hospedé en Manhattan.
Así que, como ya se imaginarán, cada que llego y cada que salgo de la oficina, veo el hotel y recuerdo el viaje.
Recuerdo la euforia que sentía en el avión, cuando ya estábamos sobre terreno estadounidense.
Recuerdo (y se me pone la piel de gallina) cuando vi por primera vez desde el taxi, los rascacielos en el horizonte.
Recuerdo la primera foto en Manhattan, aún en el taxi: "Nice to meet to NYC"
Recuerdo como boté mis maletas en el hotel y salí casi dando de brincos a recorrer las calles (aunque para esa hora llevaba más de 36 horas sin dormir).
Recuerdo los olores en las calles, a pizza, a hot dog, a empanadas, a café...
Recuerdo lo amistosos que me resultaron los neoyorkinos.
Recuerdo como amé de inmediato la energía de la ciudad, los edificios, las calles, la inmensa variedad de gente de todas partes del mundo, los colores...
Tal vez a muchos les pueda parecer exagerado lo que digo, pero sé que quienes han vivido algo parecido, la emoción de estar viviendo por fin algo con lo que has soñado practicamente toda tu vida adulta, saben perfectamente de lo que hablo.
... Hace exactamente dos meses, estaba aterrizando en Nueva York, en el aeropuerto JFK.
Te extraño NYC.
Arrivederci
Reto Día 10
