lunes, 20 de octubre de 2014

Con el chakra del amor fuera de servicio





Hace un par de años entrevisté para la revista en la que trabajaba a una experta en cultura maya. También practica la lectura de oráculos, meditación, yoga, budismo y todo lo relacionado con el crecimiento espiritual.
Pues en esa ocasión, me hizo una especie de "lectura de carta de vida maya".
Me impresionó que sin que yo le dijera nada, supo exactamente "adivinar" mi situación laboral (buena), familiar, (buena) de salud (excelente), y amorosa (patética).

Leyó mi personalidad como si lo tuviera escrito en la cara, y me dijo dos cosas que se me quedaron grabadas:
1. Que soy "guerrera". Que es bueno en muchos ámbitos de mi vida, pero que en el aspecto sentimental, debo bajarle dos rayitas y conectar más con mi lado... menos belicoso y más "femenino".
"Calma un poco a tu guerrera" fueron sus palabras.
2. Que tengo "el chakra del amor" cerrado.  Digo tengo porque evidentemente nada a cambiado en estos años. Mi chakra sigue cerrado. En huelga. Clausurado. Fuera de servicio. Y sin dar señal alguna de próxima reapertura.

También me "recetó" unos baños de luna. Obvio no los hice.
No sé por qué, pero la idea de andar desnuda a la intemperie bajo la luz de la luna llena no me pareció una solución práctica para abrir mi chakra...

Lo cierto es que I'm a loner.
No es que me sienta sola, o padezca soledad, es que me gusta estar sola. Y ese ha sido el mayor problema, porque me lleva a una gran apatía por buscar pareja. No siento la necesidad.
Disfruto mucho, tal vez demasiado, mi mundo interior, mi espacio, mi independecia, mi libertad y mi desapego.

Sin embargo, de unos meses a la fecha, específicamente desde que regresé de mi viaje relámpago a Nueva York, las cosas han cambiado.
El vuelo venía ocupado principalmente por parejas; italianas y españolas.
Y me hizo pensar por primera vez en muchos años, o tal vez por primera vez en mi vida, como sería vivir en pareja. Y de pronto me encontré a mí misma imaginando viajar con ese alguien... ¿qué haríamos? ¿Qué me diría? ¿A dónde iríamos?
Y si compartieramos un departamento, ¿Cómo me sentiría? ¿Cómo sería nuestra rutina? ¿Cómo sería despertar toooodos los días al lado de otra persona? Una persona que es real, es decir, con virtudes y defectos.

También me entra esa añoranza en días difíciles, como cuando tengo un día de perros en el trabajo, y me imagino llegar a casa a los brazos de alguien que me consuele y que me diga cosas dulces.

O cuando no puedo hacer cosas que los hombres hacen sin problema. Como hace dos días que me la pasé HORAS (literal) tratando de abrir un frasco, mientras pensaba: "¡Necesito un hombre, carajo!"

Ya sé, esos motivos son de lo más egoístas y sólo están enfocados a lo que yo obtendría de la relación, y no a lo que daría. Pero también he pensado eso. Porque sé que se trata de dar, de ceder, de compromiso, y también lo quiero, también quiero tener a quien consentir y apapachar.

Así que me queda claro que ahora sí.
Quiero enamorarme.
Quiero enamorarme estúpidamente, absolutamente, absurdamente.
Quiero perder la cabeza. Quiero perder el control.
Quiero volver a flotar en esa nube de felicidad que te hace sonreír como estúpido todo el tiempo y te hace sentir como borracho.
Quiero embriagarme de amor y arriesgar mi corazón.
Y quiero, después de esa etapa de enamoramiento ciego, avanzar al siguiente nivel, a una relación real, con cimientos sólidos y no sostenida en fantasías o autoengaños.



Y sobre todo quiero amor real y lealtad. Alguien que me haga sentir libre de ser como soy, y amada tal y como soy, con todo mi bagaje a cuestas. Y quiero ser capaz de amar así. De amar de verdad y de tener la inteligencia emocional para deducir qué problemas son inaceptables y por qué cosas no vale la pena pelear.

Y es cuando me pregunto si tendré la habilidad para sobrellevar eso. Si tengo la madera para vivir en pareja.
Tal vez no.

Tal vez mi personalidad no se pueda adaptar a ese estilo de vida.
No lo sé. Pero creo que tendré que tomar el riesgo y averiguarlo.


Arrivederci