lunes, 17 de noviembre de 2014

Epifanía





El otro día que iba en el bus (siempre quise usar esa palabra en vez de "camión", me siento como personaje de novela), hacia el trabajo, tuve una epifanía.

No, no descubrí el hilo negro de nada, no se emocionen.
Es más, es algo que yo misma he dicho y pensado muchas veces, pero de alguna forma esta vez fue diferente, como una revelación enorme y significativa, como la respuesta que buscaba, perfectamente clara, como dirían los gringos: crystal clear.

La gran revelación consiste básicamente en: Si la vida te da limones, haz limonada.

Ya sé, como les dije, nada novedoso, pero sí muy práctico.
En mi caso particular se aplica al ámbito laboral, pero funciona igual para cualquier problema que tengamos, familiar, amoroso, existencial.

A veces me agobio cuando suceden situaciones injustas en el trabajo, cuando sabes que las cosas no son como deberían, que no eres valorado, que hay quienes tienen privilegios no merecidos, y cosas por el estilo.
Pero lo que hay que tener siempre claro es qué podemos controlar y qué no.
Definitivamente lo que hace tu jefe y tus colegas no está en tu control.

Lo primero es analizar, ¿Qué tanto te afecta el problema?
¿Es algo que está perjudicando seriamente tu salud mental, o tu desempeño? Si la respuesta es sí, entonces pregúntate si puedes hacer algo al respecto. Si hay alguien con quién quejarte y si existe la posibilidad de que tu queja se traduzca en una mejoría de la situación, o por el contrario, te puede salir "el tiro por la culata".

Si has decidido tomar el riesgo, debes saber que todo puede salir mal y que incluso te puedes quedar sin el empleo. Pero una vez llegando a este punto, tal vez esa sea tu mejor opción, siempre y cuando de verdad la situación para ti sea ya insostenible.

Pero si el problema es en realidad llevadero, como suelen ser la mayoría, algo que puedes dejar pasar si te lo propones, entonces esa es la respuesta. Choose your battles.

No se trata de ser "débil" o "dejado", se trata de mera estrategia de supervivencia laboral en el mundo Godínez de hoy.

Después que has decidido hacerte de la vista gorda, el paso siguiente es aplicar una máxima de Los cuatro acuerdos: Da siempre lo mejor de ti. Haz tu máximo esfuerzo.

Esto parece difícil cuando estás en una situación en que te sientes infeliz, insatisfecho y poco valorado. Pero es precisamente por eso que debes hacer lo mejor que puedas, ¿Por qué? Por algo muy simple: para que no quede por ti. Para que tú eventualmente puedas dar vuelta a la hoja con la plena convicción y satisfacción de que lo que terminó no fue tu culpa, tú puedes continuar tu camino, tranquilo, hacia nuevos horizontes, sin arrepentimientos, sin hubieras.
Podrás moverte hacia tu siguiente trabajo, tu siguiente proyecto, tus nuevos amigos o tu nueva pareja sabiendo que te esforzaste para que funcionara, y que igual darás lo mejor de ti la siguiente vez.

Y también porque lo único que empeora una situación que te hace infeliz es sincronizar con ella,  "caer en el juego" y rebajarte al nivel de la mediocridad porque no obtienes lo que quieres.

Siempre te sentirás mejor si te retas a ti mismo, si te motivas a ti mismo, si generas tus propias metas sin depender del entorno, que, como ya dijimos, es justo lo que no está en tu control.
Pero tu mente, tus propósitos y el esfuerzo que pones en lo que haces, sí está en tus manos.

Y el paso final de este proceso de la limonada es: Saca ventaja. Aprende. Crece.

Toda situación que enfrentamos, por muy mala y decepcionante que sea, es una oportunidad de aprender. Aunque suene a cliché de libro chafaldrana de autoayuda, es la pura verdad.

Siempre hay actividades laborales, cursos, trabajos extras y demás que tal vez no te interesan porque para ti significa sólo más trabajo mal recompensado y mayor insatisfacción. Pero si vez la situación desde una perspectiva externa en vez de visceral, te darás cuenta que todo eso puede significar mejores oportunidades, a futuro.

En el trabajo que tenía antes, llegó un punto en que desempeñaba labores de 3 o 4 puestos; era editora, pero también coordinadora, y redactora, e investigadora, y community manager, y correctora de estilo, y reportera... y diseñadora...
Pero la ventaja es que aprendí mucho, e incluso me dieron cursos de muchas cosas que hasta la fecha me han sido muy útiles, para mis proyectos personales y para otros laborales.

Así que en mi epifánico momento me di cuenta de eso: de que en este trabajo también hay grandes oportunidades que puedo aprovechar para mi crecimiento y beneficio; y enfocarme en esos pros, en vez de en todo lo que va mal, es la mejor manera de llevar el día a día en el trabajo.

Porque hay pocas cosas peores que ir arrastrando los pies a la oficina, todos los días, deseando estar en cualquier parte menos ahí, sintiendo que vas sólo porque necesitas un medio para pagar las cuentas.

Todo en la vida es un cocowash (lavado cerebral). Uno decide cómo enfocar las cosas. Por lo pronto yo ya decidí "ver el vaso medio lleno" y no "medio vacío".

Espero que mi gran revelación les sea útil, como a mí. (Y espero poder mantenerla).

Un último consejo: (y nota para mí misma): Cada que tu mente empiece a navegar por las turbias aguas de la negatividad, recuerda todo lo bueno de ese empleo. Todo en esta vida tiene su lado bueno y su lado malo. Enfócate en lo bueno, en los pros, y ahí quédate.
Al menos mientras no decidas irte a explorar nuevos terrenos.



Arrivederci