martes, 1 de noviembre de 2016

Propósitos para cerrar bien el año





Ir al gimnasio, bajar un par de kilos de peso, comer más sano, aprender algo nuevo, ahorrar para un fondo de emergencias, hacerme un chequeo médico, empezar a invertir... la lista de los típicos propósitos de año nuevo es larga, larga, como el cabello de Rapunzel, pero la pregunta del millón es ¿Cuántos hemos cumplido, ahora que estamos empezando los últimos dos meses del año, la recta final?
Lo más probable es que ninguno, o en el mejor de los casos, un par, y a medias.
El año pasado me resultó algo deprimente la temporada decembrina porque se me ocurrió desempolvar mi "Lista de Propósitos 2016" sólo para descubrir que no había logrado ni el 10% de todo lo que me había propuesto. Y la peor parte fue recordar mi entusiasmo cuando los escribí, muy convencida de que lo haría, de que "mi yo futuro" ahora sí se pondría las pilas.

Y ese es el eterno conflicto que vivimos con nosotros mismos, en especial si somos proclives a la procrastinación: Creemos que nuestro yo futuro es un fregonazo. Es organizado, dedicado y enjundioso. Jamás padece flojera, cansancio ni indecisiones. Sabe lo que quiere y trabaja con ahínco día a día para alcanzar su meta.
Hoy somos decidiosos y desorganizados. Pero mañana no. Mañana, mágicamente, estaremos transformados. Ahhh el autoengaño...
El hecho es queridos lectores, y esto es algo que aprendí este año (haré un post con mis aprendizajes también) que ese yo todopoderoso del mañana no existe, ni existirá SI NO NOS PONEMOS A TRABAJAR HOY. No mañana, no después, no cuando tengamos más tiempo. ES HOY. EN ESTE MOMENTO.
No sólo porque el ahora es lo único que tenemos y el mañana ni siquiera sabemos si llegará (más de 150 mil personas en el mundo, no tuvieron la suerte de despertar hoy, nosotros sí la tenemos), si no por otro factor clave que descubrí gracias al libro The Miracle Morning: Lo más importante que lograrás trabajando por tus metas, no es la meta en sí, sino la persona en la que te conviertes en el proceso. Y esa persona es la que hará posibles y reales tus sueños. No el que eres en este instante, lamentándote por todo el tiempo perdido, mientras comes una dona en el sillón, leyendo este post.



Y cada paso que des, a pesar de la flojera o cansancio, de la falta de tiempo, de la rutina, te dará una sensación de logro que te motivará e impulsará a dar el siguiente, y el siguiente.

Así que el truco es ponerse pequeñas metas. Muy pequeñas. cosas que puedes hacer día a día, porque aunque parezcan poca cosa, esos avances son tu gasolina.

Estos dos meses que quedan en el año son el tiempo ideal para corregir el rumbo o hacer ajustes, así que este proceso te puede ayudar:

-Revisa tu lista de propósitos 2016.
-Elige tres que consideres los más importantes.
-Planea una estrategia de pequeños pasos para encaminarte.
-Arranca hoy 1 de noviembre, como sea, y con lo que tengas, pero arranca, y no te detengas en los 60 días que quedan.

Si alguna de tus metas se complica con la temporada vacacional decembrina, sé creativo. Por ejemplo, si hace mucho frío para salir a correr, pues al menos ármate una pequeña rutina en casa para que hagas algo de ejercicio. No tienes que proponerte hacer una hora de ejercicio diario, si no has levantado un popote en todo el año. Pero a lo mejor 15 o 20 minutos sí puedes.
No creas que eso no sirve de nada. Todo sirve, y sobre todo, recuerda que la idea esencial no es que hagas en dos meses lo que no hiciste en 10, sino cerrar el año encarrilado, para que cuando te comas tus 12 uvas estés feliz y orgulloso de lo que lograste las últimas semanas, y empieces con decisión y más certeza de tus capacidades, el siguiente año.

¡Cerremos con enjundia el año!

Arrivederci