viernes, 14 de febrero de 2014

Viajando ligera




Me gusta la vida simple.
Me gusta viajar ligera sin cadenas ni raíces.
Recuerdo que desde niña la idea de matrimonio e hijos me parecía deprimente. El fin de las posibilidades. El clavo definitivo a la tumba de tus sueños.
Cuando empecé a considerar la idea de matrimonio sin hijos, dejó de parecerme tan horrible, pero seguía siendo poco tentadora.
Por eso tampoco soy partidiaria del drama y las relaciones tormentosas. Mi paz mental siempre es mi prioridad.
No quiero cargar nada sobre mi espalda. Ni rencores, ni culpas, ni arrepentimientos.
Ligera. Siempre ligera.

No es que haga grandes cosas con mi libertad, pero me gusta saber que la tengo. Necesito saber que la tengo. Que puedo botar todo hoy, hacer maletas mañana e irme a vivir al otro lado del mundo si quiero. Que puedo hacer mucho o no hacer nada. Que puedo irme. Que puedo quedarme. Que soy dueña de mi espacio, de mis decisiones, de mis aciertos y mis errores. Que, como dice el poema Invictus: soy el amo de mi destino, soy el capitán de mi alma.

Mi libertad me hace sentir feliz y plena.

Me gusta pasar largos ratos en soledad, y en silencio, sólo navegando por los rincones de mi mente.

Me gusta tener pocos objetos. No quiero 10 tarjetas de crédito, si me basta con dos; no quiero deudas, ni hipotecas, ni autofinanciamientos, ni nada que me ate durante años a nada.
No me entusiasman las cosas que parecen gustarle a los demás. No quiero una casa donde "echar raíces". ¿Para qué necesito acumular toneladas de zapatos, bolsas o gadgets? El consumismo nunca me ha hecho muy feliz, sé que ahí no está lo que necesito, y siempre lo he sabido,  por lo que la vida simple me viene en verdad bien.

Como dicen por ahí: Gastamos el dinero que no tenemos, comprando cosas que no necesitamos, para impresionar a personas que no nos importan.

Claro que tengo anhelos y sueños. Quiero vivir bien de lo que me gusta, andar las calles del mundo que guardan miles de historias entre sus grietas, ver incontables atardeceres junto al mar y tratar de decidir cuál es el más perfecto, mientras tomo un té y leo un libro de esos que te hacen agradecer a la vida por los que saben usar la magia de las palabras.
Quiero descubrir todas aquellas cosas que sé que amaré y que ahora ni siquiera conozco.
Quiero descubrir mi misión de servicio y hacer bien a la humanidad.
Quiero hacer las preguntas precisas. Quiero encontrar las respuestas.
Quiero aprender.
Quiero seguir riendo y cada día más.
Quiero seguir creyendo, más allá de lo que puedo ver.
Quiero meditar. Quiero jugar. Quiero recordar.
Quiero vivir mis pasiones.
Quiero encontrar mi centro.
Quiero no perderme nunca.

RetoDia4

Arrivederci