miércoles, 17 de septiembre de 2014

Dramas de oficina y Tacoterapia




Anoche, saliendo del trabajo, fuimos mis compañeros y yo a nuestra sesión semanal de Tacoterapia.

La Tacoterapia es un sofisticado y complejo término inventado por mí, que consiste en, como su nombre lo indica, irnos a cenar tacos, tomar una cerveza y desahogarnos sobre lo que va bien o mal en la oficina (muuuuy Godínez lo sé).

Estas sesiones me recuerdan siempre esa frase que ha sido de gran utilidad en mi vida: Elige tus batallas.

Creo que es una de las cosas más difíciles de hacer es saber discernir cuándo vale la pena entrar a la pelea y cuándo es mejor dejarlo pasar.

En mi anterior trabajo tuvimos un problema con una colega y optamos por "dar la batalla" y a final de cuentas, al paso del tiempo, me di cuenta que había sido una decisión tonta, totalmente visceral que no nos llevó a nada y además no tenía un sustento realmente válido o importante. Pero mucha veces, cuando estás envuelto en la dinámica laboral cotidiana, es complicado ver las situaciones en perspectiva y no engancharte en los jueguitos.



Ahora sucede algo parecido, y definitivamente no quiero caer en el mismo error. No le veo al caso fundamento suficiente para ser expuesto ante "la corte", además de que existe siempre el riesgo de que las cabezas que salgan rodando sean las nuestras.

Hay muchas personas que creen que tienen que pelear todo el tiempo para demostrar su valía,
 yo no lo veo así.
Estas personas sienten que tienen que lograr que todos a su alrededor los perciban y traten como ellos quieren. Para mí esa postura es una pérdida de tiempo, porque lo que no entienden, es que ellos no pueden controlar lo que otros piensan o sienten.
No importa cuánto trates. Lo único que podemos controlar es lo que nosotros hacemos, pensamos y sentimos.

Mi valía no se define por lo que otros hagan o piensen. Ese es su problema, no mío.
Yo se quién soy, y no le veo caso a engancharme en dramas de oficina. A menos, claro, que sea algo realmente importante que afecte directamente mi trabajo.
Pero mientras mi desempeño sea correcto y las personas  a quienes tengo que rendir cuentas estén más que satisfechas, ¿qué importa lo demás?

Y hablando de eso, estoy leyendo un libro muy bueno, que es una sátira sobre el sistema corporativo y las ridiculeces que lo caracterizan: Buenos días, pereza, "un elogio a 'la desobediencia' en el mundo empresarial".

Es una buena terapia para reírte mucho y también para poner en perspectiva todas esas cosas del sistema que odias pero que tienes que aguantar, al menos mientras sigas formando parte de él.

Cuando lo termine les compartiré mis impresiones. 

Arrivederci

Reto Día 11