viernes, 1 de febrero de 2013

El pecado de ser...diferente


Hace unas semanas ví una película absolutamente fascinante, que trata sobre la amistad, la confianza, la soledad, pero principalmente sobre ser diferente: The Perks of Being a Wallflower (las ventajas de ser invisible).
Si no la han visto ¡se están perdiendo de mucho! Pueden ver el trailer aquí.

Vivimos en una sociedad que aplaude y por lo tanto fomenta ciertos rasgos de personalidad y desprecia otros. Ser sociable, extrovertido, hábil para relacionarse con extraños, se consideran virtudes.
¿Pero qué sucede con las personas que simplemente son diferentes? Los que son tímidos o introvertidos, los que no se sienten cómodos interactuando con mucha gente o no les gusta hablar en público. Todos ellos aprenden desde muy pequeños que "está mal" ser como son. Que para ser aceptado y querido deben cambiar. Aprenden a no aceptarse a sí mismos y a desear ser diferentes.

El mismo problema vemos en el sistema educativo, que sólo se enfoca a desarrollar cierto tipo de inteligencia y cierto tipo de comportamiento en los niños. Y quienes no son buenos para matemáticas por ejemplo, o no se pueden estar quietos en una banca 6 horas, son etiquetados como "malos alumnos".

En un mundo donde las etiquetas nos definen es realmente difícil desarrollar la autoaceptación -por más que lo pregonen los psicólogos- si la escuela, los medios, el entorno en general y muchas veces la misma familia dicen que eres diferente y ser diferente es indeseable.

Quienes encajan naturalmente en el perfil de "la personalidad exitosa" o "el estudiante modelo" podría parecer que la tienen más sencilla, pero ellos también sufren la presión de cumplir expectativas muchas veces generadas precisamente por su "óptima" personalidad.

Al final todos tenemos un molde que llenar y cada vez que te sales del molde, tu entorno te deja muy en claro que eso es inaceptable. Y eso lo podemos ver cuando tienes una opinión contraria a la mayoría. ¿cuántas veces  preferimos ir con la corriente  y fingimos estar de acuerdo con los demás?

A veces (muchas veces) "dar el avión" es la mejor política, pero si hacemos esto con mucha frecuencia podemos terminar perdiéndonos a nosotros mismos en esa maraña de falsedades.

¿Cómo saber si eres un desadaptado? Muy fácil, si tienes esa sensación constante de no encajar, de no pertenecer. Si sientes que no entiendes a la gente y que ellos no te entienden a ti, eres un desadaptado social.

Yo soy una desadaptada. No comulgo con la mayoría de las cosas que a la mayoría gustan, interesan o les parecen normales.
Tal vez soy desadaptada porque me cuestiono todo.

Odio por ejemplo, la religión y las obligaciones absurdas que acarrea, sus dogmas manipuladores, limitantes y represivos.

Odio el sistema educativo y que te estresen con exámenes idiotas que sólo sirven para ver que tantas cosas pudiste memorizar o que tan buena vista tienes para copiar bien al compañero de a lado.

Odio el sistema laboral. Odio el checador. Me siento como en esas tienditas de a dólar, donde hay un vigilante hasta subido en una silla para poder cuidar que nadie robe nada; dando por hecho que no eres de fiar. Es ofensivo. Así me ofende el reloj checador. Me deja en claro que no soy una empleada de confianza. Que no confían en mi responsabilidad para estar a la hora que debo ni en mi responsabilidad para cumplir con mi trabajo, independientemente de la hora. Así que no soy una empleada de confianza. Soy empleada de desconfianza.

Odio todos los sistemas y convencionalismos sociales que nos tratan como masa y no como individuos.

Odio las despedidas de soltera. No le encuentro la gracia a manosear a un desconocido y menos que me manosee un desconocido.

Odio los babyshowers.

Odio que tengamos que ser hipócritas para no "incomodar" a nadie.

Odio que tengamos que casarnos y tener hijos.

Odio el: “tienes que” ¿por qué “tengo que”? ¿No nacimos libres acaso? Ok, eso fue un comentario ingenuo. La libertad es una utopía...

¿Que tan libres somos? ¿podemos "romper el hechizo" y ser como se nos hinche la regalada gana ser? ¿a qué precio?

¿Y ustedes? ¿Qué convencionalismos sociales odian? ¡desahóguense aquí!

Arrivederci

2 comentarios:

  1. Te voy a poner algo que escribí en twitter hace poco:

    "Criticar a los demás por su apariencia o su falta de habilidad en algo, no sólo revela mucha ignorancia, sino también una gran pobreza moral.
    Mucho mejor sería cuestionar el pensamiento, no con crítica, sino con preguntas constructivas. Con curiosidad x aprender de la pluralidad.

    En México se discrimina por ser mujer, niño, adulto mayor, rubio, moreno, gordo o flaco. Por pobre o por rico. Por naco o fresa, emo, punk, hipster o por cumbiero. Por ser pri/pan/perredista, águila, chiva o azul.

    Por ser católico, cristiano o no ser guadalupano. Por ser santurrona, promiscua, madre soltera o divorciado. Por ser homosexual, transgénero o travesti. Por ser de las Lomas o de Iztapalapa, o de Coapa o de Cd. Satélite. Sin faltar claro, por ser chilango o provinciano. Por bustona o por plana. Por izquierdoso revoltoso o derechista de mierda. Por conservador o por liberal.

    Al tener nulo contacto con otras culturas, el criterio de la sociedad mexicana es: "Mientras más te parezcas a mí, más te acepto".

    Se descalifica la pluralidad, cuando es lo que enriquece a los pueblos. Mientras más diferentes sean sus miembros, más ventajas ofrece.

    Veamos la pluralidad como una oportunidad para crecer. No como una amenaza." <--- y todo eso en Twitter!

    Aplaudo que cuestiones todo. Uno no puede creer ciegamente algo sólo porque otro lo dice, o lo hace. Uno debe evaluar las creencias y las conductas de acuerdo a sus prioridades y escala de valores.

    A riesgo de sonar new age, creo que la solución no está en "odiar algo", sino en fomentar su opuesto funcional.

    En vez de "odiar la religión", hay que promover el pensamiento crítico, y una espiritualidad fuerte, desligada de franquicias y dogmas represores y obsoletos.

    En vez de "odiar el sistema laboral" emprender y crear una nueva cultura de trabajo. Donde se nos dé a las mujeres (y en general a las personas) la oportunidad de desarrollar nuestras capacidades, de proponer, y de pertenecer. Donde las oficianas no sean guarderías de adultos.

    El odio no lleva a mucho, porque caemos en lo mismo. El que es intolerante con los intolerantes, es uno de ellos.

    Enfoquemos toda nuestra energía construyendo el mundo que SÍ queremos, en vez de dilapidarla en odiar lo que no queremos.

    Buena entrada,

    Saludos!

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    1. Hola LaCandida!
      Me encanta tu comentario, tienes mucha razón, en México discriminamos por todo. Y sobre lo del odio, estoy de acuerdo. El odio es negativo y debe ser un sentimiento muy desgastante. En realidad fue sólo una manera de expresarlo.
      Hay que ser constructivos y propositivos.
      Saludos!
      P.D. Genial lo de las guarderías de adultos!

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