domingo, 1 de enero de 2017

El tiempo perdido, lo que aprendí en 2016






Otro año más que se va.
Y dejando de lado los logros o fracasos que tuvimos, lo que es un hecho es que cada experiencia nos deja un aprendizaje. O al menos eso es lo que debemos hacer, rescatar algo de cada situación que vivimos, para no cometer los mismos errores, para manejar mejor las situaciones o simplemente, para ser mejores personas.

Algunas de las cosas que aprendí este 2016 que ya nos dijo adiós son:

Se hace camino al andar
No sé si también les pasa, pero cuando planeo algún gran proyecto, a veces me agobio tanto por todo el trabajo que requiere, por las complicaciones que seguro vendrán y por lo tan lejana que se ve la línea de meta, que me paralizo y no avanzo.
Pues este año aprendí que la solución para evitar eso es ir a paso a paso. Poco a poco. Hacer un gran esfuerzo por bloquear ese "todo" agobiante, y ver sólo lo que tienes enfrente. Tu siguiente paso. El siguiente peldaño. Y una vez que ya avanzaste ese primer paso, entonces das el segundo. Y el tercero. Y cuando te des cuenta, ya habrás subido la escalera y te dirás a ti mismo, con orgullo y emoción "¡No puedo creer que en verdad lo hice!"


Refúgiate en tu burbuja y desde ahí construye
Este 2016 fue particularmente difícil con personajes como el innombrable hombre naranja, la crisis de refugiados, y la cada vez más deprimente realidad mexicana. Y es un hecho que estar saturado de malas noticias, desde que te despiertas y te tomas tu café, hasta que te vas a dormir viendo el noticiero, es perjudicial. Al menos a mí, me afecta. Me empiezo a sentir enojada, frustrada y desesperanzada por el interminable desfile de tragedias, injusticias y sinsentidos. Por eso es que trato de aplicar el "News Detox". Un detox inventado por mí en el que evito las redes y las noticias todo lo que puedo, para limpiar mi mente y enfocarme en cosas inspiradoras.
No se trata de meter en la tierra la cabeza como avestruz y negar las realidades, pero sí de no estar saturado. De no estar hundidos hasta el cuello en toda esa negatividad, que al final, no nos deja nada bueno y sí nos quita entusiasmo, fuerza y poder para perseguir nuestras metas.

Durante diciembre hice otra vez el News Detox, y funcionó muy bien, como siempre. He podido concentrarme en mis proyectos personales, he estado más enfocada y más positiva.
Porque finalmente, lo que cuenta es que no importa que tan mal estén las cosas, siempre podemos hacer algo bueno, por nosotros, por los demás y por el planeta.

Y tal vez, precisamente en tiempos de crisis, es cuando más necesitamos ser optimistas, ser generosos y ser buenas personas; sólo así podremos contrarrestar la ola de odio, corrupción, maldad e injusticias que nos cae encima constantemente como humanidad.
Hay que siempre tratar de ser parte de la solución y no del problema.

No hay tiempo que perder
Para alguien como yo, que se la pasa procrastinando, esta es una gran lección. Y lo vimos claramente con los músicos famosos que murieron este año. Lo único seguro que tenemos es que vamos a morir. Que el tiempo se acaba. Que no sabemos si vamos a despertar mañana. Que no hay tiempo que perder.
Porque seguramente, al final de nuestras vidas, lo que lamentaremos será el tiempo perdido. El tiempo que no dedicamos a la gente que amamos, el tiempo que no aprovechamos haciendo lo que nos llena, el tiempo que no reímos, el que gastamos en discusiones sin sentido, en un trabajo que odiamos, el tiempo que pasamos angustiados por cosas que nunca sucedieron.
Y siempre que miremos en retrospectiva lamentaremos ese tiempo desperdiciado que no volverá.
¿La solución? Actuar. Aquí y ahora. Vivir al máximo. Reír. Amar. Perseguir sueños. Disfrutar todo lo que tenemos en vez de obsesionarnos con lo que nos falta. De eso está hecha la felicidad y lo cierto es que nuestro tiempo en este mundo es muy corto para pasarlo medio viviendo.
Así que ¡Vamos con todo en 2017!

Arrivederci


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